lunes, 24 de agosto de 2009

Joyas en la oscuridad (II): "Malpertuis", de Jean Ray

Una nueva recomendación, esta semana, para las mentes ávidas de buenas historias de terror prácticamente desconocidas para el gran público, que descansan ocultando sus horrores sin nombre en anaqueles perdidos entre los laberínticos pasillos de húmedas y solitarias bibliotecas.
En esta ocasión se trata de una pequeña gran obra maestra del género: "Malpertuis" (1943), una escalofriante novela corta de ambientación envolvente y pesadillesca del escritor belga Jean Ray que ningún aficionado/a al terror gótico para adultos debería perderse; una narración oscura, profundamente inquietante y enigmática, dotada de un extraordinario lirismo (no exento de una feroz brutalidad) que marca la diferencia con respecto al resto de historias de terror al uso. En ella, una vieja mansión va a resultar presa de terroríficos acontecimientos, pero, al contrario de lo que suele suceder en las historias de casas encantadas, éstos no serán causados por los espíritus de mortales fallecidos tiempo atrás, sino por la acción de seres que buscan su identidad perdida (y no voy a contar nada más para no destrozar la sorpresa, puesto que, a pesar de estar escrita hace más de sesenta años, la idea básica de la trama continúa siendo, en mi opinión, sumamente original en la actualidad). Esta es una historia de terror con mayúsculas, rica en ambientes opresivos, impregnada de una poética oscura y demencial, en la que la mayor parte de los personajes constituye el paradigma de la abyección más absoluta y exhibe comportamientos teñidos de una atroz decadencia e inhumanidad. Existe una edición en castellano en "Pulp Ediciones" (Colección Dunwich), publicada en 2004. "Malpertuis" fue llevada al cine por Harry Kümel en 1971, con Orson Welles en el papel del moribundo y despreciable Cassave, aunque, en mi opinión, la película no logra plasmar con absoluta fidelidad el ambiente turbio e insano de la novela (magníficamente recreado en la obra de Jean Ray).
Novela altamente recomendada, pues, para los/as que no se conforman con historias convencionales.

martes, 18 de agosto de 2009

Fragmentos de "Lágrimas de una eternidad carmesí" (IV)

La niebla, viscosa e insana, invade lenta, fantasmagóricamente, las envejecidas arterias de un Londres ancestral. La sangre se desliza por la tibia piel de nuestro cuello, dibujando un sensual rastro escarlata. El dolor aguijonea brutalmente nuestro cerebro. Se derriten los sueños entre vapores de escarcha. La noche del alma se perpetúa en la mañana.
Un par de nuevos fragmentos de "Lágrimas...", pertenecientes a la segunda parte de la obra, ambientada en la actualidad. Segunda parte: "El lamento del ángel negro" "Lorelei camina por una calle concurrida, muy cercana al margen del Támesis. Lo hace lenta, pausadamente -a pesar de sus desesperadas ansias por llegar cuanto antes a casa... a su único y verdadero hogar...-, tropezando a cada paso con aquellos que caminan en su dirección, abstraída, perdida en el desorden de sus mórbidos pensamientos... se puede adivinar el desconsuelo despuntando en los bellos rasgos, camuflados bajo el siniestro maquillaje, de su rostro. Y aunque ese ensimismamiento no le permite ser consciente de ello, miles de ojos, ojos de todos los colores y formas posibles, despectivos unos, indiferentes el resto, se incrustan una y otra vez en su frágil y extravagante figura. La raya de los ojos, negra como el ébano, más gruesa de lo habitual en las chicas de su edad, se difumina bajo la estela de las lágrimas que resbalan lentamente por sus mejillas de alabastro. Aunque ya ha transcurrido algo más de un año, la idea del suicidio todavía no ha abandonado de forma definitiva su atormentada mente... Y tiene miedo... mucho miedo. Miedo a volver a caer... a volver a derrumbarse... La psicóloga había insistido. Las depresiones eran así. era imprescindible marcarse unas metas asequibles, unos objetivos a alcanzar. No podía seguir viviendo sin ilusiones, sin ninguna motivación. Ella tenía razón... Estaba luchando por conseguirlo... pero resultaba duro... tan difícil... A escasa distancia, las gaviotas sobrevuelan el río con sus característicos chillidos... El Big Ben anuncia las siete de la tarde con sus retumbantes campanadas desde el edificio del Parlamento, una bella construcción del siglo XIX que exhibe orgullosa sus altas torres, sus innumerables vitrales, sus agudas agujas y pináculos de piedra y el resto de fastuosos elementos arquitectónicos de estilo neogótico que adornan teatralmente su fachada." " (...) Ha llegado el momento. El olor de la cera derretida satura, viscoso, el ambiente... Álesar se prepara para consumar el acto... ese acto supremo que le proporcionará un grado de placer infinitamente mayor que el que le brinda la propia unión de la carne y el espíritu... el latido hórrido, etéreo, de "In Remembrance of a Shroud" de Dismal Euphony, acompaña dramáticamente sus movimientos desde los altavoces instalados en lo alto del enorme mueble de madera antigua, artificialmente envejecida, que preside el espacioso salón. Lorelei mantiene sus ojos sellados. Los agudos colmillos de Álesar brillan a la luz de las candelas. Sus ojos se tiñen, una vez más, con el rojizo fulgor que precede al derramamiento de la sangre de los inocentes... Todo dispuesto para la sacrílega ceremonia. Álesar acerca sus labios al cuello de Lorelei. Ella, aturdida, conmocionada, ajena al peligro, puede sentir su frío aliento latiendo sobre la garganta..." (Copyright 2007. Material protegido por derechos de autor).

lunes, 10 de agosto de 2009

Joyas en la oscuridad (I): "Sueño del Fevre", de George R. R. Martin

Aprovecho la falta de acceso a la red en los próximos días para incluir una nueva entrada, dada la imposibilidad (más que probable) de realizar entradas manteniendo la periodicidad durante el resto del mes de agosto. En esta ocasión inauguro la sección de obras recomendadas dentro de los géneros oscuros que he denominado "Joyas en la oscuridad", para hablaros de un clásico absoluto dentro de la literatura vampírica (por desgracia menos conocido de lo que debiera), con el cual debéis haceros sin falta si todavía no habéis tenido la oportunidad de leerlo; se trata de una maravilla titulada "Fevre Dream" (1982), de George R. R. Martin. No voy a destripar su argumento, tan sólo quisiera comentar que se trata de una obra cuya trama se inicia en 1857 y que combina elementos tan (en principio) contradictorios como los barcos de vapor del Mississippi y los vampiros. Yo tardé en hacerme con una copia, a pesar de haber leído críticas que hablaban de la novela de forma muy favorable, puesto que dicha combinación, unida al hecho de identificar a Martin como autor de otros géneros (fantasía o ciencia ficción), no me resultaba demasiado atractiva. Craso error, que espero no reproduzcáis aquellos/as que sentís pasión por el género... La novela de Martin está bien escrita y narra una buena historia (hablando desde los estrictos parámetros de la literatura de terror; no se trata, evidentemente, de una obra de Shakespeare ni de García Márquez, pero en mi opinión, es una obra que dignifica el género y es bastante superior a las obras de, por citar un ejemplo, Anne Rice), una historia emotiva, de amistades y lealtades, de sueños por cumplir, pero en la que no falta la crueldad clásica de las criaturas de la noche y de algunos de sus seguidores humanos. Voy a incluir un enlace a la opinión que un apasionado lector realizó en 2002 en "Ergosfera", puesto que me siento totalmente identificado con sus palabras y creo que explican perfectamente lo que se siente al leerla: Reseña de "Sueño del Fevre". Espero que os sirvan de acicate si todavía sois de los que como yo, antes de encontrarme con esta joya, pensáis que hablando del Mississippi, de Louisiana, de Nueva Orleans y de vampiros a un mismo tiempo, no se puede superar a "Las crónicas vampíricas" de Anne Rice o a "Lost Souls" ("El alma del vampiro") de Poppy Z. Brite. Existe una edición española publicada por la editorial "Acervo" en 1983, aunque "Gigamesh" tiene previsto reeditarla bajo su sello en un futuro próximo (esperemos que no demasiado lejano, pues, en teoría ya debería haber aparecido en el mercado editorial, aunque al parecer ha sufrido un considerable retraso). P.D.: He reproducido en esta entrada una de las portadas del libro en versión inglesa, puesto que me parece mucho más atractiva que las portadas de las distintas reediciones de la versión española publicadas por "Acervo".
Espero que la disfrutéis tanto como yo lo he hecho. Desde aquí, recomiendo fervientemente su lectura. Felices pesadillas.

Nueva reseña de "Fantasmagoría"

Nueva reseña acerca de "Fantasmagoría (Relatos del lado oscuro)", realizada en esta ocasión por Juan Ángel Laguna Edroso, miembro fundador del Círculo de Escritores Errantes, socio de Nocte (Asociación Española de Escritores de Terror), editor de la Biblioteca Fosca, autor de (entre otras obras) “El niño que bailaba bajo la luna”, etc. Rescato aquí algunas de las palabras que Juan Ángel (a quien desde aquí agradezco la lectura de la obra y la crítica constructiva realizada) plasmó en la ficha del libro en Bubok para anunciar la reseña: "Aun con algunos temas de estilo que acabará puliendo, J.L. Romero Campillo se muestra un autor muy solvente, y sobre todo transmite la pasión por una literatura que le seduce." La reseña/crítica fue incluida hace unos días en la página "OcioZero.com". Podéis acceder a ella a través del siguiente enlace: Reseña de "Fantasmagoría" en OcioZero.com.

martes, 4 de agosto de 2009

Fragmentos de "Lágrimas de una eternidad carmesí" (III)

La lluvia se ha disipado, impregnando el ambiente con el evocador aroma de la tierra húmeda, rebosante de vida.
Lentamente, el sol se oculta, se tiñe el cielo de ébano. Un espectral coro de lúgubres aullidos resquebraja el silencio nocturno, lo conquista, se apodera de él... suena cada vez más cerca... anuncia la inminente, despiadada, cacería... el vello de la piel se eriza, confuso, incontrolado... ¿Puedes acaso sentir la influencia del astro que gobierna el destino de las mareas? A continuación, una pequeña muestra del entreacto de "Lágrimas...".
Interludio ("Luna de lobos"): "(...) Varios espeluznantes aullidos desgarraron el silencio nocturno, no demasiado lejos de allí. Estaba muy asustada. Las lágrimas corrían, desesperadas, por sus mejillas. La luz imprecisa de la luna llena le permitió localizar un tronco talado que emergía solitario en un claro entre la maraña de tenebrosos árboles. Los nervios se habían apoderado de su ánimo. Si no encontraba pronto la salida, iba a tener que quedarse allí a pasar la noche... su ropa continuaba empapada... el frío y la humedad se alojaban, pegajosos, despiadados, en los más recónditos intersticios de su infantil y trémulo cuerpo. El silencio se vio roto, nuevamente, en las oscuras profundidades del tenebroso bosque. Unos chasquidos le hicieron volver la cabeza, atemorizada. Lo que creyó ver a continuación, a través de la difusa luz derramada por la luna y filtrada por el borroso tamiz de las lágrimas, erizó de pronto sus dorados cabellos. Temblando desesperadamente, sus manos se cerraron sobre la boca, abierta en un monstruoso gesto de horror rubricado por su aterrada mirada, intentando ahogar el alarido que amenazaba con desbordarse a través de su garganta... Cinco enormes, majestuosos lobos, se acercaban en su dirección, lentamente, tratando de rodear su posición. Los fríos ojos de los depredadores, brillaban bajo el resplandor del plenilunio. Uno de ellos avanzaba en primer lugar, los otros parecían cubrir la retaguardia. Detuvieron sus pasos a escasos metros de ella. El que parecía ser el líder de la manada, clavando sus bellos ojos llenos de hostilidad en los de la niña, abrió las fauces mostrando los agudos colmillos al tiempo que gruñía ferozmente... el resto le imitó, erizando el pelo grisáceo. La chiquilla se incorporó de un salto, temblorosa, al borde del desfallecimiento. Su cabeza daba vueltas. Los bucles mojados se pegaban a su frente, dificultando por momentos, aún más, si cabe, la confusa visión. Esta vez no pudo contener el terrible chillido, que escapó de sus labios resonando con un evanescente y lejano eco entre los ocultos rincones del siniestro dédalo boscoso." (Copyright 2007. Material protegido por derechos de autor).